MOTIVOS DERIVADOS DE LA NECESIDAD DE LA OBRA

ESTE DEBER ES NECESARIO PARA LA GLORIA DE DIOS.

El propósito de nuestras vidas es para glorificar a Dios, por lo tanto deberíamos hacer aquello que más le honre y le glorifique. Si cada pastor comenzara esta obra y el Señor bendijera sus labores, entonces traería gran gloria a Cristo. El necio vendría a ser sabio y los pecadores vendrían a ser salvos, y el pueblo de Dios sería fortalecido; los ociosos llegarían a ser siervos activos de Cristo y la palabra de Dios llegaría a ser el tema de las pláticas en todo hogar y aún en el trabajo. Entonces Dios viviría en medio de nosotros y Cristo sería glorificado en todos los suyos.
Cada creyente está obligado a hacer todo lo que pueda por la salvación de los pecadores. Esto es especialmente cierto en el caso de los ministros, quienes han sido puestos aparte para esta obra. Dios ha usado la enseñanza personal para traer la salvación a muchos.
Si los ministros examinaran a su pueblo, entonces se darían cuenta de qué tan escaso ha sido el impacto de su predicación. Trabajo mucho en la preparación de mis sermones y predico tan simple y fervientemente como me es posible. Sin embargo, algunos que parecían ser durante años oyentes atentos, habían entendido muy poco acerca de las verdades básicas acerca de Cristo. Cuando les expliqué el evangelio, ellos parecían tan asombrados como si nunca lo hubieran escuchado antes. He encontrado que muchos son más profundamente afectados por la palabra de Dios, por una media hora de instrucción personal, que por diez años de predicación.
La predicación es el mejor método de evangelismo porque podemos hablar a más personas. Pero la instrucción personal es más eficaz porque puede ser adaptada a las necesidades de cada individuo. A muchos les resulta difícil seguir los argumentos usados en nuestros sermones. En privado podemos enseñarles en forma gradual e ir descubriendo cuánto han entendido, al escuchar sus respuestas. Además, podemos ayudar a cada individuo con sus dificultades particulares.

2. ESTE DEBER ES NECESARIO PARA EL BIEN DE NUESTRO PUEBLO.

¿Acaso puede usted ser un pastor fiel y fallar en ver las necesidades de su pueblo? Usted tiene simpatía por los desamparados, los hambrientos, los enfermos y los moribundos.
Entonces, ¿Porqué no tiene simpatía por aquellos que están viviendo en pecado y van camino al infierno? Si usted tiene compasión, ¿Porqué no hace esto por ellos?
Hay multitud de pecadores en su derredor y su voz es el medio apropiado para despertarlos. Si alguien buscando la salvación implorara su asistencia, ¿Acaso no dejaría sus estudios para ayudarle? Sin embargo, aquellos que rechazan su ayuda son los más necesitados. Ellos no están conscientes de su miseria espiritual y de su gran peligro.
¿Puede usted platicar superficialmente con los incrédulos, sabiendo la verdad acerca de su estado espiritual de condenación? ¿No debería llorar sobre ellos y rogarles fervientemente para que se vuelvan a Cristo? Entonces, anímese a sí mismo y no escatime esfuerzos que puedan contribuir a la salvación de ellos.

3. ESTA OBRA ES TANTO PARA SU PROPIO BENEFICIO COMO PARA EL DE SU PUEBLO.

Usted tendrá que rendir cuentas por su ministerio delante del trono de juicio de Cristo Jesús. Si usted falla en advertir a los incrédulos, Dios lo ha prometido, “su sangre será reclamada de sus manos”. El día vendrá cuando muchos desearán nunca haber entrado en el ministerio.

Porque junto con sus propios pecados, los ministros tendrán que responder por la sangre de muchas almas. Qué maravilloso será si podemos entonces decir, ‘Yo viví para Cristo y no para mí mismo; declaré al pueblo sus pecados y les mostré el camino de la salvación’. Si usted quiere morir bien y disfrutar una recompensa eterna, entonces esfuércese para hacer la obra que agrada a Cristo.