1. EL PRIMER MOTIVO PROVIENE DE NUESTRA RELACIÓN CON EL REBAÑO COMO PASTORES.
A.
El énfasis bíblico está centrado en la obra más bien que en el honor
relacionado con el oficio (1Tim.3:1; Ti.1:7). Parece que muchos ministros
tienen bastante tiempo para el relajamiento y los pasatiempos. ¿Habrán
entendido cuán exigente es esta obra? Somos llamados, bajo Cristo, a guiar a
nuestro pueblo en el combate espiritual. Sería suficiente trabajo si tuviéramos
a una sola persona dispuesta a ser enseñada. pero la realidad es que tenemos a
muchos que están indispuestos.
Tenemos
que razonar con muchos que tienen muy poca capacidad de razonamiento. Comparado
con el tiempo que están en el mundo, ellos dedican muy poco tiempo con
nosotros. Sus preocupaciones, quehaceres y placeres pueden fácilmente apagar la
palabra que usted ha predicado. Sus corazones incrédulos pueden extinguir pronto
la luz de la verdad.
Algunos
que parecen ser convertidos pueden volverse atrás a los caminos impíos o pueden
sucumbir ante el orgullo o el error. Si nosotros somos negligentes, aún los
creyentes verdaderos declinarán en gracia. No deberíamos ser desanimados por
estas dificultades, sino permanecer siempre fieles y diligentes.
B.
Recuerde que usted aceptó voluntariamente este trabajo. Por lo tanto, aún la
ética común exige que usted sea fiel.
C.
Piense, cuánto honor significa ser un embajador de Cristo y llamar a los
pecadores a reconciliarse con El. Cuán indigno es para los ministros pelear por
las posiciones de honor. ¡Ellos tienen una gran ambición por los privilegios,
pero muy poco deseo por la obra! Si fueran a dedicar sus esfuerzos a la
predicación del evangelio, entonces tendrían honor y gloria eternas. Si ellos
aprendieran a servir a Cristo con fidelidad, humildad y autonegación, entonces
harían bien.
D.
Recuerde que juntamente con los privilegios, hay grandes responsabilidades.
Recuerde que usted recibe un sueldo de tiempo completo para que pueda
entregarse por completo a la obra. Mientras que otros están empleados en su
trabajo ordinario, usted tiene el privilegio de estudiar la Palabra de Dios. Su
mayor gozo y privilegios consisten de estudiar acerca de Cristo y proclamarlo a
otros. Este feliz privilegio debería impulsarnos a hacer nuestro trabajo de todo
nuestro corazón.
E.
Su trabajo le une a Cristo y también a su pueblo. Cristo siempre cuida bien a
sus siervos fieles. Frecuentemente les ha rescatado de la persecución y los
conflictos. ¿Se ha preguntado porqué el Señor le preserva tan maravillosamente?
Es para que usted pueda cumplir con la tarea que El le ha dado.
2. NUESTRO SEGUNDO MOTIVO ES QUE EL ESPÍRITU SANTO NOS HA PUESTO COMO
OBISPOS (ES DECIR SOBREVEEDORES O SUPERVISORES EN LA OBRA).
El
nos ha capacitado y ha guiado al pueblo de Dios a apartarnos para este
ministerio. Los discípulos dejaron todo cuando Cristo les llamó. Nuestro
llamamiento no es tan directo ni extraordinario, y no obstante, es el mismo
Espíritu. Si Dios nos ha llamado, entonces, ¡Cuán grande es la obligación que
tenemos de obedecer!
3. EL TERCER MOTIVO PROVIENE DE LA GRANDEZA DE NUESTRA COMISIÓN.
La
iglesia es el cuerpo de Cristo, y el enfoque principal del plan divino para el
universo. ¿Podemos ser negligentes en cuidar a los hijos de Dios quienes son
los coherederos de Cristo? Estar “a la puerta de la casa de Dios” (Sal.84:10)
debe ser un gran honor, ¡Cuánto más el ser líderes del pueblo de Dios!
Seguramente, este es el llamamiento más glorioso de todos, y es digno de
nuestros mayores esfuerzos.
4. EL MOTIVO FINAL PROVIENE DEL PRECIO QUE FUE PAGADO: “LA IGLESIA DEL
SEÑOR, LA CUAL GANÓ POR SU SANGRE” (HECHOS 20:28)
¿Acaso
despreciaremos la sangre de Cristo pensando que su pueblo no es digno del
cuidado más diligente? ¿Descuidaremos a las almas que fueron compradas con un
precio tan grande? Si Cristo vino de la gloria para buscarlas, ¿No irá también
a buscarlas? Si el sufrió tanto para salvarlas, ¿No puede usted negarse a sí
mismo para ayudarlas?
Mientras
que miramos al pueblo de Dios congregado, debemos recordar que han sido
comprados por la sangre de Cristo. Escuche la voz de la sangre (Heb.12:24)
rogándole para que sea fiel en toda su obra.
En
otros pasajes el apóstol Pablo da muchos otros motivos para estimularnos en
nuestra obra. Sin embargo, estos son suficientes si el Espíritu Santo los
aplica a nuestras conciencias.